Había una vez un boceto dibujado de un girasol, que estaba plasmado en una libreta de hojas de cartón. El girasol se asomó a la siguiente página y vio que no había nada, solo una página, pensó en lo solo que estaba y yo al pensar lo mismo decidí dibujar un campo de girasoles. El boceto del girasol al asomarse a la siguiente página sintió no estar solo en la libreta de cartón.
Eva.
Un pequeño cuento con una gran sensibilidad. Se desprende una sutil moraleja, la necesidad de pararnos y observar, para así poder ofrecer nuestro apoyo, en caso de necesitarse.
ResponderEliminarEl girasol estaba solo, pero alquien se dió cuenta, y le alegró con un sinfín de gira-amigos a su alrededor.